Los
ciudadanos han empezado a informar y/o a demandar a través de nuevas
plataformas. Su objetivo es dar a conocer sucesos sobre los que los medios de
comunicación convencionales no han informado o no han dado tanta relevancia
como deberían de obtener.
El fenómeno
del 15M fue reconocido gracias a la divulgación que tuvo en las redes sociales (Twitter, Facebook, etc) y por medios de comunicación extranjeros. Según los
datos ofrecidos por Tecnopolítica y
15M, la población se enteró de lo que había sucedido en un 82% por las redes
sociales mientras que en un 33% por la TV o un 23% por la prensa.
No
olvidarnos que algunos medios impresos sí que hablaron del movimiento aunque
dándole sentido de una simple “huelguilla”. Los dos primeros días del fenómeno no
se publicó apenas información sobre tal hecho, lo mismo sucedió con las primaveras árabes.
Actualmente,
gran parte de la población se informa mediante las redes sociales, pero no
siempre pueden resultar ser fuentes fiables ya que cualquier persona puede componer
una noticia y entonces, su fiabilidad depende de los lectores. Normalmente,
cuando un “tuitero” tiene muchos
seguidores o tiene una reconocida competencia en el ámbito de las redes
sociales, suele parecer fiable y por tanto, se divulga rápidamente esa
información.
Ahora
nosotros podemos elegir lo que para nosotros son las noticias importantes y no
lo que los medios convencionales nos clasifican como noticias. El ejemplo del
15M recalca este argumento, pues muchos de los medios seleccionan la
información dependiendo de lo que para ellos es importante.
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